«LOS DE LA INCLUSIÓN»

«Al político de turno… ¿vienes tú a darme de comer?»

No es del abajo firmante tal impactante eslogan, ni tampoco es el producto de una genial campaña publicitaria. No. Lo que han leído es la petición desesperada de un niño de cuatro años, fruto de una necesidad tan imperiosa y real como la crudeza que transmite. Lo portaba en un cartelito a las puertas de su colegio esta semana pasada Javi Burriel, alumno que padece una enfermedad rara que le obliga a comer con sonda, visibilizando así con esta protesta su sangrante situación y la de otros muchos alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales, quienes ven con desesperación cómo las administraciones educativas les trolean, negándoles con mil y un argumentos bochornosos, la presencia en sus centros educativos de auxiliares, enfermeros, fisioterapeutas y otros especialistas de similar índole, vitales para el desarrollo con normalidad de las necesidades más básicas de su día a día.

Necesitaba hacerme eco esta semana de esta noticia: “La protesta a las puertas del colegio Alborada de Zaragoza por varios colectivos de Educación Especial”, que fue secundada y apoyada por otros centros ordinarios de la comunidad que también albergan en sus instalaciones aulas de Educación Especial. Lo que está pasando con los apoyos y las ayudas a estos alumnos, bien sean económicas o en forma de recursos personales y materiales, no tiene nombre. Tenemos la obligación de visibilizarlo ya. De contarlo. De compartirlo. Porque esta no es solo su lucha, es la de todos. Porque por justicia y por solidaridad, por sentido común y sensatez pero sobre todo por humanidad, en el primer lugar de las necesidades educativas a resolver por una sociedad madura, deberíamos encontrar siempre las suyas y sin embargo, en esta sociedad egoísta y sin escrúpulos en la que vivimos, parece interesar más a tenor de las propuestas educativas de las últimas campañas, que el personal se pueda desgravar tranquilamente las cuotas inexistentes de los colegios privados, crear nuevos tramos educativos no obligatorios en la educación concertada, o adquirir de la mano de multinacionales de la informática, el último grito en dispositivos tecnológicos para todos y cada uno de los alumnos de la educación pública. Así, unos y otros viviremos felices y comeremos perdices encantados de habernos conocido, cambiando sin preocupación las ruedas del Q7 sin tener que reducir para ello los días de vacaciones de todo incluido en Menorca, y sin tener que vivir igualmente apesadumbrados porque los papás de Javi como los de otros muchos, no conocerán nunca vacación ni descanso alguno, teniendo que vivir a jornada completa dentro del centro educativo pegados a sus hijos, haciendo las veces de auxiliar, fisioterapeuta y enfermero, ayudándoles incluso a comer no precisamente perdices.

Si este blog sirve para algo, que sea para visibilizar estas injusticias. Para que aquellos que no viváis en este mundo, estéis sabedores del vía crucis de estos alumnos y sus familias, de cómo se les ningunea y de cómo se les utiliza constantemente para reajustar contabilidades, recortándoles en ayudas para ellos primordiales, (Post “Turno de Recreo”: “Con la educación especial no se juega”), y para que seáis conscientes y podáis rebatir igualmente con argumentos de peso, esa gran mentira que pronto en campaña electoral volveremos a escuchar en boca de bellacos sinvergüenzas de que la educación pública nos sale a todos mucho más cara. Claro que es más cara, porque es aquí en la educación pública, donde se concentran y se tratan la gran mayoría de estos y muchos otros casos, necesitando por tanto una mayor inversión económica y de recursos por alumno. Todavía mucho mayor de la ya existente.

No son solo los alumnos y sus familias quienes principalmente sufren estos recortes en personal en los centros educativos, también lo sufren los docentes y los demás alumnos. Y hoy por una vez, iré contra ellos. Sí, contra mis propios compañeros. Porque su celo profesional a veces, o su frágil determinación otras, minada de un plumazo al encontrarse con la mirada compasiva de su alumno en problemas, les impulsa a menudo con toda la buena fe del mundo, a encomendarse misiones ajenas a su desempeño profesional. Sí, ese: “¡¿Cómo lo vamos a dejar así?!”, nos martillea el alma y nos corroe por dentro, llevándonos sin pensarlo dos veces al igual que harían sus padres, a tener que dedicar parte de la jornada educativa a limpiar sus cacas, darle de comer, masajearles, o simplemente atender sus necesidades de compañía, atención y cariño más básicas, mientras esperamos pacientes la contratación y llegada al centro de la auxiliar, fisioterapeuta o enfermera de turno, que con muchos meses de antelación ya se había solicitado a la administración.

Tampoco pasa nada. A nadie se le caen los anillos. Si hay que hacerlo se hace, ¡faltaría más!, pero siempre y cuando sea con un “A dios rogando y con el mazo dando”. Hacerlo como tantas otras veces lo hemos hecho, para luego callar, no protestar o no denunciar la situación, es hacerles un flaco favor a ellos y al resto del alumnado que tienes que atender, que no nos engañemos, tampoco entonces es atendido como es debido. Nos gusta tanto a veces jugar a ponernos la capita de superhéroe, de docentes que pueden y apechugan con todo, que están para todo lo que se les solicita, que no sopesamos en profundidad si uno está o no capacitado para resolver la situación que se nos propone con un mínimo de calidad y de sentido, llegando al punto de ver a aquel compañero que protesta y que se niega argumentando un: “No cuentes conmigo para esto, porque no es mi labor y además no me veo capaz”, como alguien un tanto insolidario y sospechoso de ser un buen profesional, sin darnos cuenta de que quizá sea él o ella quien esté actuando con la mayor sensatez de todos.

Porque nunca pasa nada, hasta que pasa. Y el día que pase, abriremos telediarios y entonces pobrecito de aquel maestro al que le haya tocado La Chochona. ¿Cómo se entiende que nos aconsejen por un lado a limpiar las heridas solo con agua y jabón para evitar posibles imprevistos a modo de alergias y por otro nos obliguen en caso de necesidad vital, a manipular con destreza tratamientos médicos tales como cánulas anales o inyectables intramusculares? Ese día del que hablamos en que suceda la fatal desgracia, ¿qué será de ese maestro que tuvo ante una situación de vida o muerte de un alumno, más estómago y temple que sus compañeros para aplicar uno de estos tratamientos, pero que actuó de manera negligente fruto de su desconocimiento profesional? ¿Quién será entonces el responsable de la tragedia? ¿Será la administración por no disponer de un enfermero en ese centro, o será el maestro por como siempre tener una pobre formación, que en este caso supongo abarcaría también el campo de la medicina?

Sinceramente en este tema creo que muchas veces nos equivocamos como docentes. Creo que no se es mejor maestro, ni más profesional, queriendo resolver todo por uno mismo, sino consiguiendo o intentando conseguir lo que tus alumnos verdaderamente necesitan y merecen, como son unos profesionales que les proporciones apoyos y cuidados especializados, apoyos y cuidados que tú por formación no puedes dar de manera sistemática, aunque sí puedas y debas hacerlo si se da el caso de manera puntual. Así que compañeros, de verdad, menos capa y más pancarta. Más apoyo y menos miedo a salir a la calle. Visibilizar los problemas educativos que nos encontramos también entra o debería de entrar en nuestro sueldo.

Y a ustedes señores políticos, “Los de la inclusión” que titularía Shakira, los que pierden el culo en campaña para hacerse la foto del mitin con la mano por encima del hombro de un simpático Síndrome de Down, tengan un poco de vergüenza y decencia y dejen de mentirnos y de marear la perdiz. En los tiempos del deporte competitivo a partir de los cuarenta, en donde cualquier tripudo paddelero o runner de medio pelo, cuenta con fisioterapeuta personal a domicilio tres veces por semana, no tengan la desfachatez de decirnos que no encuentran fisioterapeutas para mandar a los centros educativos a tratar a niños con problemas severos de movilidad. No sean cínicos. Pónganse manos a la obra. De verdad. Abran bolsas de trabajo específicas con estos nuevos y necesarios profesionales para los centros de educación, tanto para aquellos más específicos como para otros ordinarios. Dejen de racanear también ya de paso con aquellos otros profesionales desbordados y acobardados por el trabajo que se les presenta, como son los especialistas en Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, también logópedas, psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales. Sois conscientes como lo somos todos, de que el número de problemáticas en los centros se ha disparado en las últimas décadas, y de que si queremos llegar a una educación de calidad que entienda a cada alumno desde su individualidad, debemos de aumentar y reforzar las plantillas sí o sí.

Ustedes que buscan el triple salto mortal invertido con tirabuzón en cuanto a propuestas educativas que presentar en campaña, déjense de neurociencias, de megatecnologías, de hiperaulas y de teacher prices, y cojan esta bandera de la inclusión con esmero, con dos cojones que diríamos en mi pueblo y lideren este movimiento de forma valiente. El tratamiento de toda problemática del alumnado, sea este de especial o no y su inclusión y normalización dentro del sistema educativo, entiéndanlo, pasa primero por la inclusión de otros muchos profesionales de diferentes campos en el mismo. Lo contrario no es inclusión, sino ocultación. Piénselo y sean valientes. Aunque sea por una vez. Porque si su hijo fuera Javier, a buen seguro que así lo hacían.

 

3 comentarios sobre “«LOS DE LA INCLUSIÓN»

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tus palabras, solo te pido un favor. Como intentas visibilizar las necesidades, dentro de los especialistas añade al logopeda. Llevamos mucho tiempo reinvidicando. Somos independientes del maestro de audición y lenguaje y muy necesarios en el ámbito educativo y más en la alimentación y deglución.
    Muchas gracias de antemano!
    Un saludo

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  2. Buenos días! No se si ayer se publicó mi comentario. Me gustaría compartir este artículo en mis redes y también junto a un grupo de logopedas pero te pediría por favor q nos incluyeras para poder hacer frente a esta problemática.
    Un saludo

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