CON LA ED. ESPECIAL NO SE JUEGA

Y al final saltó la liebre. Mira que nos lo temíamos, pero nadie era capaz de adivinar por donde lo iba a hacer. Incapaces de convencer a nadie para apoyar sus políticas de gobierno, en cualquier materia no solo educativa, lógico por otro lado a tenor de los compañeros de viaje elegidos, todavía este aún se afana moribundo y con respiración asistida, en intentar dejar evidencias de su legado, de su paso, por efímero que este sea, cual preso carcelario suicida, que escribe de epitafio con emocionada caligrafía antes de darle la letal patada a la silla: “Yo estuve aquí”.

Así, sabiéndose fracasado por completo, en materia educativa más aún al no poder cumplir su gran compromiso de derogar la ley educativa LOMCE, ni tampoco haber sido capaces de cerrar otros acuerdos prometidos de mucho menor calado, irrumpen ahora por sorpresa a escena para consumar el último de sus estertores, el último intento por dejar constancia de qué algo hicieron. “El gobierno diseña el traspaso de 35.000 alumnos con discapacidad a aulas ordinarias” (El País). “Las familias temen el cierre de los centros de educación especial” (ABC). El anuncio a todos nos ha pillado con la guardia baja, no lo esperábamos y quizá lo debimos de intuir, porque ya se sabe que siempre acaba pagando el pato el más débil, el que menos culpa tiene, y de eso me gustaría hablaros hoy.

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¿Por dónde comenzar? En primer lugar, cabe preguntarse ¿por qué ahora? Su castizo y pobre argumento para anunciar este urgente trasvase de alumnos, no es otro de aquel que utilizaría un niño de: “¡Es que nos han dicho..!”. En este caso es, la ONU nos ha dicho, que no se puede seguir manteniendo un sistema educativo como el nuestro, que segrega a parte del alumnado (aquel matriculado en la actualidad en los centros de educación especial), no permitiéndoles una justa y necesaria inclusión en la sociedad, “siendo esta una reclamación histórica de las organizaciones de personas con discapacidad a escala internacional, que ya denunció al sistema educativo español, vía Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, allá por el 2017”. Luego si así estábamos desde entonces y nadie había dicho ni media palabra sobre el tema, ¿por qué ahora? ¿Por qué las prisas? ¿Qué sentido tiene esta propuesta desde el gobierno si saben que no gozan de apoyos ni consenso, y asoman ya las elecciones a la vuelta de la esquina? Una de dos, saciar su vanidad y dejar como decimos constancia de su paso al precio que sea, o utilizar de la manera más canalla inimaginable, aprovechándose e intentando hacer caja con ellas, de palabras que el electorado de mitin entusiasta gusta de escuchar en bocazas de dirigentes de piños blanqueados, como: integración, inclusión, diversidad, igualdad, visibilidad y/o normalización.

El asunto es altamente delicado, por la situación, por las problemáticas de las que estamos hablando y por lo que ya de por sí de vía crucis arrastran parte de estas familias y alumnos, de ahí que obligatoriamente debamos tratarlo con una sensibilidad especial, con el mayor de los tactos, esmerándonos en su pedagogía, dándole recorrido y tiempo y abordándolo desde la mayor individualidad como sea posible. De lo contrario, anunciando macro trasvases de alumnos a bombo y platillo, como si habláramos de políticas hidrográficas en vez de educativas, la gente responde como ha hecho, echándose a la calle a protestar enrabietada e indignada, y no les falta razón para ello.

Los primeros los padres de estos alumnos. Madres y padres coraje que han montado en cólera y ven con auténtica exasperación, como sus dirigentes políticos los ningunean y silencian. Los mismos dirigentes que se corren de gusto ante cámara hablando de la importancia del diálogo en educación, de la necesaria participación de la familia en los procesos educativos, son los que ahora evitan entrevistarse con ellos para escuchar su valiosa y legítima opinión. Son los mismos dirigentes además, que para defender y justificar sin ambages la educación privada frente a la pública, no solo aquellos de la derecha, ahí está el alucinante tweet de la ministra de educación socialista, supuestamente de izquierdas, Isabel Celaá: “… ahí puede no llegar la concertada, pero la pública tiene que llegar a todas partes”, utilizan el manido argumento de que el estado debe de preservar la libertad de elección de centro de las familias. Es el educinismo elevado al mayor exponente. Unos pueden elegir en que centro escolarizar a sus hijos, y otros que no lo hacen por gusto, ni por clase social, ni por parecer más cool, ni por necesidades varias todas ellas mucho más terrenales, sino simplemente mirando por la mejor y mayor atención para sus hijos, al parecer no tienen derecho hacerlo.

Ni cuentan con los padres, ni tampoco con el gremio docente. Eso ya lo esperábamos. ¿Para qué? Nunca han contado. “Ya son unos inútiles e inoperantes con alumnos normales, qué más dará que les metamos en las aulas a niños de educación especial”, supongo piensan en sus destartaladas cabezas. El mero hecho de tener una discapacidad, la que sea, o mejor dicho una diversidad funcional, no es motivo para establecer un trato igualitario de todos los casos. No hay dos iguales y estamos hablando de personas, de niños, no de hectómetros cúbicos. Esto no puede ser café con leche para todos y ya iremos parcheando por el camino. Hay que andarse con mucho cuidado y sensatez cuando hablamos de integración educativa, porque por desgracia, ojalá así no fuera, no todos los casos son susceptibles de poder ser integrados en centros y/o aulas ordinarias. Hay mucha demagogia pervertida sobre este tema y mucha mentira grandilocuente.

No todo es posible, mal que nos pese, ni tampoco todo vale. En el supuesto de que el alumno sí pueda ser integrado en centros ordinarios, la solución de la educación combinada en los mismos me parece una excelente solución, no puede hacerse de cualquier manera. Incluirlos como se pretende, sin tener antes perfectamente preparados todos los recursos personales y materiales que se van a necesitar, así como diseñado milimétricamente el conjunto de estrategias e intervenciones educativas que se van a llevar a cabo con ellos, es una auténtica barrabasada. Eso no es integrar. Aparcar en un aula ordinaria en pos de la integración, a un niño con necesidades educativas especiales como si fuera un mueble, no habiendo realizado este exhaustivo trabajo previo de planificación anticipada, es todo lo contrario a integrar, y se llama maltratar.

Como esto uno ya lo ha vivido y “El gato escaldado hasta del agua fría huye”, no puedo apoyar ni defender estas propuestas. O por lo menos no por el momento. Aunque no acostumbre ni me guste hablar de mi centro, a modo de ejemplo de cómo se hacen las cosas si os contaré, que ya hace unos años, finalizando el curso, fue cuando la administración educativa nos informó, de que al septiembre próximo el centro albergaría un aula de educación especial. Así, de sopetón. Sin calibrar espacios, dependencias, infraestructuras, nada.  Ante el nerviosismo y confusión reinante, siempre escuchamos un: “Vosotros tranquilos, se os proporcionarán recursos materiales y humanos antes del inicio de curso”.  Llegó septiembre, y con él los nuevos alumnos que todos esperábamos con curiosidad y cierta preocupación, porque allí, no había casi nada de lo prometido. Cuatro paredes y tristeza e indignación por todos los rincones del colegio. Sin ascensor, sabiendo que venían niños con problemas motóricos, luego al tiempo fue llegando, sin auxiliar de educación especial, que también al tiempo llegó, sin fisioterapeuta, ya hablaremos, y con el escaso material que nosotros, los maestros y no es por ponernos medallas, sino por pura vergüenza y decencia profesional, fuimos pidiendo y recogiendo con nuestros coches de los centros de alrededor: mesas adaptadas, sillas especiales, inventos varios de fabricación propia que les hacían la vida más fácil, etc. Esta es la inclusión que se está planteando. La de: “¡Tú mételos, y ya iremos viendo!”. ¿Cómo vamos entonces a creerles? ¿Cómo vamos a apoyarles, si todavía para estas fechas de curso, en Aragón para el que no lo sepa, estas aulas de especial aún andan esperando a que lleguen los fisioterapeutas, para tratar a alumnos en algunos casos con problemas de movilidad graves y degenerativos?

Si quieren un apoyo masivo a esa inclusión que nos piden, a esa integración verdadera, escuchen y como siempre inviertan. Hace tiempo que desde la educación pública se está demandando más personal en los centros y que este sea cada vez más específico, no solo aumentando las plantillas de docentes, si no complementando estas con servicios de pediatría escolar y de personal sanitario y auxiliar acorde a las problemáticas de los alumnos matriculados. No es de recibo para que me entiendan, que niños dependientes de medicaciones de urgencia, vía intramuscular, anal, etc. queden a expensas de la pericia o el acierto de la profesora o profesor más valiente o insensato del centro. Es evidente, y así se está solicitando desde hace tiempo en la pública, la necesidad de aumentar el número de orientadores, psicopedagogos y psicólogos en los centros educativos, para poder atender de manera directa a familias y alumnos con problemáticas cada vez más diversas, así como una mayor presencia en los centros de profesorado dedicado a las necesidades educativas especiales: especialistas en audición y lenguaje, en pedagogía terapeuta, etc., todo ello debidamente empastado y coordinado a la limón entre los servicios de salud infantil y de educación públicos (post jarabe de limón). Por último, es indispensable para llegar a esta plena integración que proponen, aumentar las plantillas de profesorado ordinario, a fin de que este pueda realizar el mejor y mayor apoyo individualizado en el aprendizaje de todos los alumnos. Sin embargo ¿qué es lo que han hecho?

Todo lo contrario. Votar de la mano con otros tres partidos más que ahora cabalgan juntos por latifundios, no bajar las ratios de alumnado por aula. Muy bien. Eso es precisamente lo que necesita por ejemplo en su trasvase al aula ordinaria, un alumno con síndrome TEA severo (Trastorno Espectro Autista), una clase repletita de gente, sin espacio, con mucho bullicio y bien de jaleo. ¿Ven la diferencia? ¿Cómo vamos a creerles, si cualquier inclusión de este tipo de alumnos en las aulas ordinarias, pasa por una enseñanza lo más individualizada posible y ustedes están votando todo lo contrario?

Todos estamos por la integración. Todos. De eso no les quepa la menor duda. Sí a la inclusión, pero por el momento a las aulas y centros de educación especial con profesionales excelentemente formados, también. Se convence con hechos, no con palabras. Preparen los centros, inviertan de verdad y después propónganos ese trasvase de alumnado, por supuesto habiendo escuchado también antes a esas familias. Todos, quiero pensar, estamos convencidos en que se debe avanzar hacia una sociedad más igualitaria y con mayor conciencia ciudadana, haciendo nuestras las tres palabras a las que el actor Jesús Vidal nos emplazó al recoger el Goya: inclusión, diversidad y visibilidad.

Ellos lo merecen. Merecen lo mejor de todos nosotros, no les decepcionemos. Porque lo valen y además todo lo devuelven. A ustedes que siempre están pendientes del rédito, no sé preocupen, porque sus sonrisas, sus caricias, sus continuos abrazos, son el mayor motor de cambio en las personas, en los adultos, pero sobre todo en los niños, quienes dirigirán la sociedad del mañana, y eso les va a hacer, nos va a hacer, a todos mucho mejores.

 

 

5 comentarios sobre “CON LA ED. ESPECIAL NO SE JUEGA

  1. Muy bien explicado.
    Como madre de una adolescente con discapacidad (no me gusta y me parece una perogrullada lo de diversidad funcional, y ya se que no es políticamente correcto) quiero elegir libremente y dado el coeficiente intelectual de mi hija, es la Educación Especial. Y sobre todo porque además de tener todos los apoyos que necesita, está con personas como ella .

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    1. Estás en tu perfecto derecho de tomar esa decisión, y a buen seguro que lo haces de manera acertada, porque tú eres quien mejor la conoce y quien sabe qué es lo mejor para ella. No podemos si queremos hablar de inclusión e integración deshumanizar estos procesos.

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  2. Muy bien explicado no pueden atropellar a los mas débiles ya que ellos nesecitan de nosotros y sus derechos tienen que hacerse de notar por nuestras voces .

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