Si un año de oposición entraña ya de por sí un estrés superlativo en el gremio interino docente, hacer coincidir este con una carromato de elecciones en ciernes, supone dotar de un plus de mala hostia y encorajinamiento al personal opositor del que ya de por sí mismo alberga, ya que de un tiempo a esta parte las oposiciones públicas, se han convertido en un terreno muy propicio y apetecible para intentar rascar votos, sumar adeptos y hacer campaña electoral, sembrando estos procesos de ocurrencias e injusticias difíciles de entender, para personas como yo de razonamientos muy simples, o cortos de miras según quien nos juzgue, endiñadas de forma sibilina y sin rubor alguno por taimados políticos sin escrúpulos, que aprovechan el desconcierto general reinante y la poca importancia que se le da a la educación en este país, situada en un pírrico séptimo u octavo lugar entre las preocupaciones de los ciudadanos, para sacarlas adelante. Así que es normal que un proceso de oposición al cuerpo de maestros, donde solamente nos jugamos quienes serán los encargados de educar a las nuevas generaciones, y de terminar de impulsar un necesario cambio en la concepción de la escuela que se pretende, no tenga ningún tipo de repercusión social ni audiencia.
Pero no es lo malo esta palpable indiferencia que se aprecia en la sociedad hacia como van a ser los procesos de selección de los futuros maestros, lo verdaderamente grotesco es el pasotismo y poca solidaridad de algunos compañeros docentes ya fijos en los centros, que una vez puesto el huevo dentro del funcionariado, se dedican a picotear con tranquilidad su grano del corral, sin preocuparse lo más mínimo de si su compañero de palo de gallinero, adolece o no de grano, o si quien se lo echa lo hace de manera injusta y partidaria. No va con ellos parece ser que en los siguientes años, lleguen o no lleguen los mejores profesionales posibles a los centros, los mejores compañeros, que enriquezcan la vida educativa de los mismos y si les queda todavía un mínimo de curiosidad e interés por su desempeño, también la suya misma.
Porque resulta evidente a estas alturas, no sé en los demás cuerpos pero sí de forma flagrante en educación, que cada vez se vulneran más los dos postulados inapelables que deberían regir cualquier proceso selectivo a la función pública. Uno primero y vital que garantizara la igualdad de todos los opositores ante el proceso de concurso-oposición, partiendo de unas mismas condiciones y teniendo similares oportunidades, y otro segundo en el que se asegure con meticulosidad una obligada meritocracia, siendo aquellos opositores más preparados para el cargo que van a desempeñar, quienes se alcen finalmente con esas plazas u ocupen posiciones de privilegio en las futuras listas de interinos a conformar. Sin embargo, y ya tristemente nos estamos acostumbrando, estos dos axiomas anteriormente comentados, son mangoneados por parte de esta chusma política que tenemos, que al amparo de las competencias autonómicas en materia de educación, prostituyen estos procesos de selección con infinidad de cortapisas y cláusulas que se sacan de la manga, teledirigiendo los mismos, con propósitos que obedecen bien a mostrar a bombo y platillo políticas populistas que les reporten un posterior rédito electoral, bien a sacar adelante sus políticas educativas de manera encubierta, o bien a intentar dejar a los suyos, a los de su cuerda, bien colocaditos en puestos de la administración, montando así su propio corral de la Pacheca no sea que los votos de los ciudadanos esta vez, les den la patada en el culo.
¿Se está buscando a los mejores docentes, como ellos mismos cacarean una y otra vez en platos de televisión y escenarios de plazas de toros, cuando por ejemplo se consiente en comunidades autónomas utilizar su idioma cooficial como única lengua permitida para realizar el examen de oposición? Entiendo que así se seleccionarán a los mejores con el conocimiento de esa lengua, pero no a los mejores de entre todos los opositores. ¿Le importaría mucho a ese político autonómico que el cirujano cardiaco que va a operar a su madre a vida o muerte conozca o no esa lengua cooficial, o preferiría tener con el bisturí en la mano al mejor entre los mejores? ¿Es o no es este un requisito superfluo e insustancial entonces?
“¡Hombre pero es que en educación no es lo mismo, se imparten clases en esos idiomas!” Es cierto. No es lo mismo. Si hay que mantener e impulsar los idiomas y las lenguas vernáculas de los diferentes pueblos adelante, todos entendemos que este es un país muy plural, hagámoslo, pero no a costa de engendrar con ellos diferencias entre los ciudadanos, crear desigualdades y enfrentar a los mismos, politizando esos idiomas.
Para mantener e impulsar esta preservación de todas las lenguas enseñándolas desde los mismos centros educativos, ya se crean en educación desde las propias comunidades autónomas plazas en uno y en otro idioma cooficial, por ejemplo, plazas para infantil en castellano o plazas para infantil en el idioma de la comunidad. A priori es un sistema justo y lógico que así sea, si no fuera porque contiene mucho de letra pequeña al dorso. En primer lugar, existe la sospecha entre el personal interino, que la administración de estas comunidades encargadas de filtrar la demanda de plazas de los centros, a menudo comunidades tendentes a los nacionalismos, no juegan limpio y acostumbran a desnivelar la balanza hacia aquellas plazas perfiladas con el idioma cooficial de las mismas, dejando en menor número la demanda de plazas impartidas en castellano. Es una sospecha que está ahí, siempre latente, pero al no poder probarla y constatarla cien por cien la deberemos obviar. Sí que sin embargo, es un hecho probado, que a los opositores con conocimiento de ambos idiomas cooficiales, el castellano y el autonómico, se les ha dado, ya veremos este año, la doble oportunidad de opositar a ambas plazas, no teniendo que elegir por cual presentarse, algo que podría entenderse si no fuera porque no sucede así con el resto de opositores con titulación en diferentes especialidades, que sí son obligados a elegir por cual presentarse. Por aclararlo, se les ofrece una doble oportunidad de acceder a la función pública, pero no contentos con eso, se les premia además en el baremo de otros méritos con un punto en el apartado de formación, lo mismo que un máster nada menos, por el conocimiento del idioma cooficial de la comunidad, es decir, la oposición de la santísima trinidad, más plazas, supuestamente, más oportunidades y más puntos en la fase de concurso, únicamente por conocer el idioma cooficial de tu comunidad. Si esto no es establecer opositores de primera y de segunda clase, ya que estamos con la religión, que venga dios y lo vea,
Y es curioso que al hilo de los idiomas, en otras comunidades en las antípodas ideológicas de estas más nacionalistas, se desarrollen similares métodos de selección de personal teledirigido, más por sacar sus cabezonas políticas educativas adelante, léase bilingüismos (este tema merece trilogía en versión extendida), que por colocar en la administración al personal autonómicohablante. Estas otras comunidades, con descaro y desfachatez, perfilan y tintan todo de bilingües B2, C1, nativos y Tarzanes, dejando en la cuneta y sin opción a entrar a la función pública a excelentes docentes con muchos años de experiencia en sus mochilas, que ven como la administración les pega un portazo en sus narices y les grita a la cara con desprecio: “¡Tú ahora no me vales, ¿you understan me?, así que a la puta calle!”.
¡Y es que hay de todo en la casa del señor!, que religioso me está saliendo esto. Otras comunidades sin idioma cooficial de por medio, pero con gobiernos con pocas ganas de invertir en educación pública y sí de hacerlo subrepticiamente en la privatización de la enseñanza, exhiben su idea de calidad educativa propia del Far West, consistente en contar a los alumnos como cabezas de ganado y a los maestros por vaqueros con lazo que dominen con destreza las miserables ratios a las que nos abocan. Estas comunidades del 2 x 1 educativo, ofertan en oposiciones públicas plazas con trampa. Demandan por ejemplo maestros de educación física, por poner uno de mi gremio, que acaban reconvirtiendo en maestros de cualquier cosa, terminando posteriormente estos una vez aprobada la oposición, enseñando con su chándal y su silbato, la mecánica de las raíces cuadradas en sexto de primaria o el proceso lectoescritor a niños de seis años. En vez de ofertar dos plazas públicas, una para el especialista en educación física y otra para el maestro de primaria, destinado a conducir una tutoría y a impartir las áreas instrumentales, la auténtica madre del cordero en educación, las administraciones de estas cicateras comunidades envían a los centros solo a uno de los dos, normalmente el especialista, ahorrándose así una nómina, sin importarle lo más mínimo qué áreas como la lengua o las matemáticas sean impartidas por profesionales mucho menos cualificados que los de infantil y/o primaria. Por seguir con la operación de corazón de antes, ¿dejaríamos que interviniera a nuestra madre un traumatólogo o digestivo en vez del especialista en cardiología? Pues esto es lo que está sucediendo en educación sin que nadie se rasgue las vestiduras. Nos da igual, o parece, que los maestros y maestras de nuestros hijos, estén impartiéndoles clase de asignaturas para las que no se han formado. ¿Es esto querer tener a los mejores?
¡Pero no se vayan todavía que aún hay más! Si se utilizan los idiomas cooficiales para hacer procesos de oposición dirigidos por intereses partidistas, si las plazas ofertadas están filtradas, sesgadas y manoseadas por delegaciones educativas autonómicas, lo último que he leído del Gobierno de Aragón me deja perplejo y atónito. No es y debo mencionarlo obligatoriamente ya que muchos de vosotros me habéis pedido que lo haga, la cláusula pionera incluida en la convocatoria para las oposiciones públicas al cuerpo de maestros de este año 2019, del cupo reservado del 1% para las personas transexuales, añadiendo este cupo a los ya vigentes para personas con discapacidad 7%, y víctimas del terrorismo, 1%. Estoy plenamente a favor de reservar ciertas plazas a personas en riesgo de exclusión social, sea del tipo que sea, pero no veo y pido disculpas por mi ignorancia, ya lo avisé, cual es la desventaja de estas últimas a la hora de enfrentarse a una oposición pública, en la que supuestamente se preserva la igualdad en una competición de todos contra todos. Como en mi misma situación de desconocimiento se encuentran otros muchos opositores, si que exijo por el bien de todos, que quienes estipulan estas cláusulas salgan a explicarlas y a razonarlas con valentía. Porque en estos procesos donde la gente se juega sus habichuelas y las de sus hijos, y en donde no hay amigos, la tolerancia acostumbra a bajar muchos peldaños, y no hacer una buena pedagogía de estas medidas, puede desencadenar peligrosos efectos contraproducentes en esta sociedad, que sí o sí debe de apostar por la inclusión de todos sus miembros.
Pero no era esto como decía lo que me preocupaba del gobierno “Oregonés” que últimamente está que lo tira. El adalid de las causas políticamente correctas, después de obsequiarnos con lo de llamar a los niños en el cole no niños ni niñas, sino “criaturas e infantes”, se despacha la semana pasada, avisándonos ya de por dónde van a ir los tiros, con unas reflexiones tremebundas, que venían a decir que en las escuelas de hoy día hay demasiadas maestras, un 96,6% por ciento por ejemplo en infantil, por muy poca presencia de maestros, con lo que los roles masculino y femenino en las aulas no se estarían tratando por igual, y por tanto se están empezando a estudiar fórmulas para compensar esas desigualdades. ¿Pero no quedamos en que éramos todos iguales? Grosso modo nos vienen a decir que se está perdiendo el macho alfa maestro en los colegios, y tararí tararí, me lo estoy viendo venir, van a sacarse un nuevo conejo de la chistera que a todos nos va a dejar boquiabiertos. Atentos chavales, chicos, hombres, porque no sé que me da, que están pensando sacar plazas para machos y hembras. ¡Chúpate esa! Una autopista preparada para entrar a la función pública como maestro, dando igual si eres bueno, malo, o si no sabes hacer la o con un canuto, ahora lo importante será ser un tío, y ya si sabes inglés, “wonderfull que te cagas”.
La verdad que después de llevar toda la vida trabajando rodeado de estupendas mujeres, profesionales y competentes como la copa de un pino, no veo la ganancia profesional de esta paridad que ahora parece se quiere estimular en los centros, a no ser que sea para tener más gente con quien hablar de fútbol. Me parece de chiste, aunque si lo pienso fríamente, en el fondo todo da igual, ya que entren los mejores a la función pública visto lo visto no es lo más importante. Prevalecen en sus idearios otras premisas como conocer los idiomas de la comunidad, sacar adelante sus políticas educativas al precio que sea, crear claustros plenos de paridad y sobre todo ahorrarse unos cuantos euros. A los años, bueno… a los meses, en cuanto asome el tío PISA el entrecejo por la puerta, nos volverán a acusar de no estar formados, de no ser óptimos ni competentes para este trabajo, del lastre que supone para el sistema no contar con los mejores en las escuelas y colegios, como si sucede en otros países con sistemas educativos excelentes como los nórdicos, sin darse cuenta que aquí con sus políticas educativas, en vez de nórdicos aún andamos con un simple y raído edredón con agujeros.